La historia de los pasos a nivel ha estado siempre muy ligada a la ciudad de Valladolid. Para bien y para mal. Para salvarlos físicamente o por seguridad, aunque siempre han estado vinculados al progreso y al crecimiento urbano. Una historia de siglos que es parte de la vida de los vallisoletanos que desde su llegada siempre se vieron divididos por el ferrocarril. La convivencia entre trenes, vehículos y peatones, por tanto, es una circunstancia prácticamente innata a la vida de la ciudad desde el siglo XIX. Es por esto que desde entonces los pasos a nivel se convirtieron en imprescindibles existiendo con o sin barreras, con o sin vigilante y, en las últimas décadas, con o sin dispositivos automáticos. Así, de mitad del pasado siglo hasta la actualidad, se han contabilizado hasta 13 pasos a nivel con barreras y otro buen número sin protección, que corresponden con las conexiones entre caminos rústicos. Sin embargo, los principales cambios con respecto a los pasos a nivel única y exclusivamente debido a cuestiones de seguridad se van sucediendo desde la llegada del Tren de Alta Velocidad en 2007.
En concreto, en las últimas seis décadas, Valladolid ha llegado a sumar 13 pasos a nivel con barreras quedando hoy un total de 3, si bien el más problemático y cuestionado sigue siendo la infraestructura situada en el barrio de La Pilarica, la que conecta la plaza de Rafael Cano con la calle Puente la Reina y que ahora está más de actualidad si cabe por el anuncio de la construcción de un paso subterráneo entre las calles Nochevieja y Andrómeda, es decir, a la altura del barrio de Los Santos-Pilarica. Se trata de un anuncio hecho hace dos semanas y que no ha gustado a la Asociación de Vecinos de la Pilarica ni por el fondo ni por las formas porque creen que pone en riesgo el soterramiento.
Así, de norte a sur del corredor ferroviario, el primer paso a nivel existente fue en el barrio de Covaresa, a la altura del Palacio de Nuestra Señora de la Asunción -Junta de Castilla y León-, en el paseo de los Castaños y que desapareció al empezar a construir ese barrio hace un cuarto de siglo. Seguidamente está el paso a nivel contiguo al antiguo matadero, y que está salvado con una de las primeras pasarelas de tráfico de la ciudad, conectando así el paseo de Zorrilla con el Polígono de Argales.
Muy próximo se sitúa el del Camino de la Esperanza, que fue salvado con la llegada del TAV con una pasarela peatonal que une la plaza del Crepúsculo con el Parque Norias de Santa Victoria, con lo que funcionó hasta 2007: el mismo año de llegada del AVE.Seguidamente, se sitúa el paso a nivel del paseo del Arco de Ladrillo con el paseo de Zorrilla, que salva las vías del tren junto a la Estación de Campo Grande con otra de las primeras pasarelas construidas en la capital.
Pasada la estación, precisamente, los pasos con barreras que se contabilizaban, en esta ocasión hasta la década de los 70 del siglo XX, son los correspondientes con el túnel de San Isidro (conecta la plaza Circular con la salida hacia las rondas y la carretera de Soria); el túnel de Labradores (entre la zona de Cruz Verde y el paseo de Farnesio) o el túnel de Casasola (plaza de los Vadillos). Junto a estos cabe destacar el cierre hace aproximadamente veinticinco años el paso a nivel existente en la carretera de Renedo o, también a mediados de la década de los 70 del siglo pasado, el paso a nivel que coincidía con la calle de La Cistérniga. Destacar también el eliminado gracias al soterramiento de las vías del tren a su paso por la carretera de Arcas Reales y el delPinar de Antequera.
Respecto a los abiertos, el más significativo es el paso a nivel de La Pilarica, porque registra un importante flujo de circulación y peatones a diario;estando funcionando también otros dos pasos a nivel vinculados con la línea de Ariza: en Arcas Reales y en la antigua Estación de Ariza.